Aguas Calientes, Machu Picchu train station
Desordenada, amontonada y, de tan fea, increíblemente pintoresca, Aguas Calientes - rebautizada, aunque nunca llamada Machu Picchu-no parece de verdad ni para siempre, sino el escenario de una novela. Este es un pueblo comunicado con el resto del mundo sólo por el ferrocarril. Sí, menos la fruta y la verdura, vienen desde las tierras cultivadas pegadas al Urubamba cargadas a las espaldas de los campesinos, todo llega desde Cusco en tren. Aguas Calientes creció sobre un remoto campamento minero hace ya unas décadas y ni su planta urbana ni su emplazamiento fueron jamás autorizados o adiciones. Dónde pedir permiso y para qué se habrá preguntado la gente desamparada aventurera o, y en gran mezcolanza, iba llegando y estableciendose, atraída por el comercio generaban los primeros viajeros un Machu Picchu .